El actual escenario hídrico producto del sobre consumo humano y que se ha visto potenciado por el cambio climático y el déficit de lluvias, ha provocado que las miradas se dirijan al mar para verlo como la fuente del abastecimiento hídrico.
Beber agua de mar toma fuerza en Latinoamérica. De acuerdo a información publicada por DF SUD, México lidera la zona con más de 435 plantas, de las cuales más de 120 están ubicadas en el turístico estado de Quintana Roo -donde está Cancún-, mientras que más de 70 plantas fueron instaladas en Baja California Sur, según datos del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.
La extensa falta de lluvias y por ende sequía ha golpeado fuerte a Perú, Chile y Argentina.
Nuestro país suma más de 13 años con un importante déficit de precipitaciones que ha puesto en el horizonte, cada vez más cercano, el racionamiento del consumo residencial en diferentes zonas del centro norte de Chile.
Pese a que Antofagasta y, en menor medida, Atacama ya cuentan con plantas que les permite abastecerse con agua de mar, los proyectos que se han construido apuntan principalmente a la industria minera. DF SUMD agrega que al otro lado de la cordillera, en Argentina, ya trabajan en planes para abastecer a Buenos Aires del recurso hídrico ante un escenario de escasez. En tanto, al norte de la frontera, en Perú, se avanzando en planes de desaladoras para su capital, donde tiene mayor población y al mismo tiempo sufre con el abastecimiento.
Proyectos actuales en Perú
De acuerdo a la publicación de DF SUD, En Sudamérica Chile lidera esta carrera por la desalación porque ha recibido el principal impacto de la sequía. Actualmente cuenta con más de 10 plantas destinadas para el sector minero, donde se prevén 15 más para 2028.
A nivel de consumo humano, las inversiones se han concentrado en Antofagasta, donde la sanitaria de esa ciudad -ligada a la colombiana Empresas Públicas de Medellín- prevé comenzar el segundo trimestre de este año la ampliación de una unidad, lo que permitirá que esa capital regional sea abastecida en 100% con este recurso desde el mar.
Sin embargo, pese a que las desaladoras han avanzado hacia la zona centro-sur del país, aún no se construye una para los grandes centros poblados, como Santiago, Valparaíso o Concepción.
A diferencia de Chile, en Perú el principal foco de la construcción de estas plantas es el consumo humano. Según señaló Richard Acosta, gerente general de la estatal Sedapal (Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima), actualmente existen dos proyectos de desalación que beneficiarán a más de 800.000 habitantes de la capital.
Uno de ellos se ubicará al norte de la capital, mientras otro hacia el sur, en el distrito de Lurín. Cerca de este lugar, ya está instalada la primera planta desaladora del país, Provisur, que ya beneficia a unos 100 mil habitantes.
“Estamos hablando de plantas del orden de 450 litros por segundo y unos US$ 100 millones en inversión”, comentó Acosta respecto de las nuevas iniciativas. Lo que busca la empresa estatal con estos desarrollos es cubrir el acceso a este servicio básico en 21 de los 46 distritos que aún no tienen una cobertura del 100%.
Para lograr esto, la empresa llamará a licitación durante el cuarto trimestre del año para la construcción del proyecto, proceso que tardaría seis meses, para luego comenzar la construcción con el objetivo de estar operando en 2024 o 2025.
“Es un proyecto de largo plazo, a 25 años, y va a permitir beneficiar a la zona sur y la zona norte de Lima. Estamos hablando del orden de las 800 mil personas beneficiadas o más de 220 mil viviendas, que son el 7,5% de personas sin red”, dijo, explicando que el plan de inversiones 2022-2026 de la empresa implica unos US$ 1.000 millones en total.
Proyectos en Argentina
Aguas Bonaerenses (ABSA), es la compañía estatal que está impulsando proyectos de desalinización para el consumo humano en la capital de Argentina. Actualmente, la firma cuenta con diez plantas de ósmosis inversa, tecnología que permite eliminar la salinidad del agua. La sanitaria ya abastece del orden de 115 mil habitantes con este recurso.
De acuerdo con fuentes cercanas a la compañía, existen proyectos de nuevos desarrollos de este tipo, especialmente cerca del río Paraná, porque es en este punto donde el agua para consumo humano desde hace unos años está mostrando alta salinidad, por su conexión con el océano. Aunque la firma ya tenía plantas ahí para extraer el recurso, hay que adaptarlas a las nuevas condiciones actuales.
Si bien la provincia de Buenos Aires se está adelantando a una eventual sequía, una de las fuentes cercanas a la compañía indicó que aún queda agua dulce para muchos años más, pero los ríos están disminuyendo sus caudales y las napas subterráneas están aumentando su salinidad, por lo tanto, llegará el momento en que ya no se pueda beber de esa agua y las plantas haya que transformarlas o simplemente construir otras.
Aunque en ese país la sequía es menos pronunciada que en su vecino Chile, la idea -dicen en la industria local- es estar preparados para cuando sea necesario.