Recomendaciones para prepararse y actuar eficazmente durante un incendio

2884

Según los expertos, la temporada estival 2024 será particularmente calurosa, lo que es un escenario propicio para la propagación de incendios forestales. Las altas temperaturas que ya se están dejando sentir en la zona centro-sur del país, junto con la baja o casi nula humedad y las fuertes corrientes de viento, conforman la “triada” ideal para que se inicien este tipo de siniestros.

El panorama nacional es complejo; recientemente el Panel Intergubernamental de Cambio Climático informó que para el 2030 se estima que los incendios crecerán en un 14%, mientras que para fin de siglo, esa cifra aumentará en un 50%. Si además se considera que según los estudios, el 99,7% de los incendios son provocados por la acción humana (por descuido, negligencia, pirotecnia, niños jugando con fuego o intencionalidad), el futuro no se ve muy prometedor.

“Estamos viviendo un escenario complejo al cual no estamos acostumbrados y se nos presenta de forma diferente. Chile tiene una tradición de incendios forestales en el verano, pero esos incendios siempre tenían un control relativo y un espacio temporal acotado de la segunda quincena de noviembre a la segunda quincena de marzo, aproximadamente. Salvo excepciones, no eran fuegos simultáneos, sin control y circunscritos”, comenta Luis Carrasco, Director del Programa de Gestión del Riesgo y Adaptación al Cambio Climático de la Universidad Tecnológica Metropolitana, UTEM.

El académico agrega que los efectos de la crisis climática inciden directamente en la ocurrencia y control de los incendios, debido a las malas condiciones del ambiente: “Hay situaciones tan desfavorables, que aun cuando se utilizara muchísimo material humano, bomberos, fuerzas armadas y recursos de extinción terrestre y aéreo, va a ser imposible controlar los incendios. De ahí la necesidad de trabajar con pronósticos climáticos para buscar el momento propicio para el combate del fuego agresivo y redundante”.

Otro factor relevante del panorama actual que puede incidir en la ocurrencia de incendios es que las altas temperaturas no ocurren sólo durante el día, sino también en la noche e incluso, elementos absorbentes como la playa y el agua también marcan altas temperaturas, explica Carrasco. “En la actualidad, ya se ha establecido que va a haber combate de fuegos durante la noche, tanto aéreos como terrestres, porque ya no vamos a tener esa baja de temperatura en la noche que era habitual en la zona costera y en el campo, porque las temperaturas se están manteniendo demasiado altas hacia el final del día y estos fenómenos se transforman en olas de alta temperatura en gran espacio de tiempo”, agrega el académico de la UTEM. En este sentido, las olas de calor de larga duración incidirán en la aparición de incendios simultáneos similares a los ya vistos en otras regiones del mundo como California, en Estados Unidos, España y Portugal en Europa y en Australia.

Otra de las características de esta temporada es la extensión de los incendios en el territorio nacional. Se espera que a la zona centro se sume el extremo sur y el norte, especialmente en áreas donde hay vegetación, como en Coquimbo y La Serena. Junto con ello, Luis Carrasco comenta que si antes se observaban incendios desde la segunda quincena de noviembre hasta la primera quincena de marzo, “es probable que en un corto plazo, debamos tener bomberos forestales trabajando en incendios durante todo el año”.

Cómo prepararse para enfrentar un incendio

A las medidas que el gobierno y las autoridades están tomando, como los aviones Hércules C-130 y el Aero Tanker que ya están en suelo nacional para el combate simultáneo de los fuegos de la zona centro y sur del país, las personas pueden tomar una serie de acciones y resguardos, tanto para prevenir como para enfrentar una situación de incendio.

El académico de la UTEM comenta que primero que todo, “el mejor incendio es el que no se produce. Por lo tanto, dejar de utilizar el fuego en momentos que son complejos, y propicios para ocasionar o desarrollar un incendio, es fundamental”.

Teniendo esto en consideración, el experto entrega algunas pautas a seguir:

● En casas alejadas en el campo o en zonas costeras es fundamental tener un plan de acción o plan de emergencia: determinar qué se va a hacer, cómo se va a enfrentar una situación de fuego y definir las prioridades en el momento de una emergencia. “Estructurar una fórmula para dar una buena alarma permitirá a los servicios de emergencia reaccionar a tiempo y de forma expedita”.

● Limpieza perimetral: para que se produzca un fuego tiene que haber combustible, y como muchas veces no se domina la temperatura, sacar el material que se puede combustionar, vegetación baja y fina como pastizales y hojas secas, es vital. “Mientras mayor sea la limpieza de estos materiales, más se aleja la posibilidad de fuego”.

● Acumulación de agua en estanques y tambores de 200 litros: incluso el agua de la piscina es un buen recurso en caso de una emergencia para apoyar la labor de los bomberos. “Contar con una motobomba también sirve para extraer agua y combatir el fuego, ya sea desde la piscina, un tranque o un lago”.

● Extintor: elemento básico en una casa, de vital importancia para controlar un inicio de fuego y así evitar que derive en un incendio. “Como regla general, las personas deberían tener un extintor medio que pudiese abarcar en metros cuadrados toda la casa. La recomendación es contar con uno de polvo químico seco de fosfato de monoamonio, con un potencial de apague 6A 40BC, es decir, que apaga incendios sólidos, combustibles líquidos y gases, y también con presencia de carga electricidad”.

● Manguera de jardín: es el equivalente al extintor. Se puede usar con agua potable o de estanque (motobomba), y ojalá la manguera de la extensión de la casa.

● Acumulación de arena: con este elemento se puede sofocar o tapar el fuego de manera fácil y rápida, evitando así que el incendio se propague.

En el caso de los departamentos, la ley indica que cada edificio debe contar con una red húmeda conectada a la red domiciliaria y a una manguera semirrígida con la que se puede ingresar a las unidades para sofocar un fuego. La red seca, en tanto, permite que los bomberos se puedan conectar y suministrar agua de manera externa. “Evidentemente, todo este sistema debe estar funcionando, limpio y en condiciones para ser usado en caso de una emergencia”, comenta Carrasco.

Finalmente, el académico agrega que junto con extintores en los departamentos y en los pasillos, así como detectores de humo, cada edificio debería tener un sistema de alerta temprana y un plan de emergencia en caso de incendio. “Este debe identificar las zonas seguras, las vías de evacuación y las escaleras de emergencia, además de un sistema de ayuda mutua entre los vecinos”.

Compartir en:
dominga-banner-728x90