La naturaleza nos regala momentos que marcan la vida de las personas que tienen la suerte o infortunio de ser involuntarios testigos de su poder. Pasó con el mega terremoto y tsunami del año 2015 y pasará ahora con el eclipse total de sol, el próximo 2 de julio.
Para ello quedan tan solo 13 días. Durante los últimos meses la región ha tenido la oportunidad de prepararse para recibir a un flujo inmenso de científicos, turistas y caza eclipses que recorren el mundo para ser testigos de este fenómeno que se ha repetido en historia de la humanidad generando temor, alegría y ahora expectación y asombro; y que además, para nosotros, los habitantes de la región de Coquimbo y de Atacama será una oportunidad única en la vida.
Se han tomado decisiones para mitigar los efectos de la presencia masiva de personas de decenas de países del mundo. Desvíos, cortes de tránsito, islas de emergencia, logística para combustible, alimentos y agua, seguridad pública.
Para quienes vivimos en estas regiones privilegiadas, una oportunidad de mostrar las bellezas naturales del norte chico, la calidad de nuestra infraestructura, hotelería, gastronomía y comercio y también la capacidad de organización. También era la posibilidad de vivir una experiencia única por su belleza natural en compañía de nuestras familias y amigos.
Así parece entenderlo el gobierno regional. El seremi Ignacio Pinto comunicó la decisión de entregar flexibilidad horaria ese día a los funcionarios públicos, dependiendo obviamente de sus funciones algunas de ellas básicas para garantizar los servicios durante el eclipse, para que puedan suspender sus actividades y ser parte de este día histórico.
El presidente por su parte, tendrá una vista privilegiada en el observatorio la silla, junto a las principales autoridades del gobierno.
¿Pero qué pasa con el resto de la población? la posibilidad de otorgar feriado regional o provincial, decisión que está en manos del presidente Sebastián Piñera, simplemente se ha desechado. Por lo tanto, la mayor parte de la población deberá trabajar, por otra parte, ha quedado en manos de los sostenedores de los colegios la posibilidad de suspender sus clases.
Hay momentos únicos en la vida de las personas, que se recordarán por siempre. Se perdió la oportunidad de permitir que, quienes vivimos en la región de Coquimbo, podamos ser testigos privilegiados de este fenómeno natural. Por supuesto habrá quienes podrán participar, algunos recibirán la comprensión de sus empleadores, pero habrá muchos que simplemente no podrán compartir el momento, que deberán luchar contra las dificultades del tránsito, la preocupación por sus hijos en el colegio y la propia ansiedad por ver el eclipse, aunque sea unos segundos.
Al no decretarse feriado regional o provincial, ver el eclipse, participar de un día histórico, será un privilegio más de aquellos que tendrán asiento en primera fila, por sus cargos o sus recursos.
Se perdió una oportunidad, porque después de todo, un eclipse total de sol, que atrae visitantes de los rincones más apartados del mundo es una fiesta científica, turística y emocional. Una fiesta que al menos en esta oportunidad el gobierno decidió que no todos están invitados a participar en ella.